
Abrázame con fuerza, dulcemente,
ofréceme el calor que tú desprendes
y déjame quemarme en el ardiente
reguero de pasión que tú en mi prendes.
Y vuelvo yo a sentirme adolescente
vibrando en la ilusión, llena de duendes.
Enciéndeme la luz del paraíso
forjada entre tu luz... donde me iriso.
Isabel
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