
*La sombra de un viejo recuerdo*
Soy solo la sombra de un viejo recuerdo,
imagen difusa de otra que se ha ido,
inocencia y fé , todo se ha perdido,
de aquella feliz casi no me acuerdo
y aunque yo la busco duerme en el olvido.
La vida nos marca con hierro candente,
quemando ilusiones con golpes de fuego,
ya no siento nada; ni siquiera miedo,
aunque cara a cara yo mire a la muerte
fría e impasible ante ella me quedo.
Ladrones de sueños invaden mis noches,
mi alma cansada no lucha y se rinde,
ya no espera nada de todo prescinde
no quiere etiquetas, ni premios , ni broches,
y el triste silencio la invita a que brinde.
Marcharon mis seres sembrando amarguras,
preñando mi alma de duras ausencias
privando a mis ojos de aquellas presencias
que hoy yacen inertes en sus sepulturas,
ajenos del todo ante mis carencias.
Los ojos los tengo rotos por el llanto,
sed de sus abrazos en mi corazón,
aunque me protejo bajo un armazón
los echo de menos, los extraño tanto
que tengo nublada hasta la razón.
Aquellas palabras que nunca les dije
se ahogaron en mí antes de expresarlas,
ahora no pueden desde allí escucharlas,
y es esa impotencia la que ahora me aflige
porque para siempre deberé callarlas.
No temo a la muerte porque ya he vivido
un dolor mas fuerte aún no superado
y la muerte en vida casi me ha besado
sabiéndome presa a la que ha abatido,
sabiéndome alma a la que ha destrozado.
Ojalá que un día vuelva la esperanza
a sembrar mi vida de ilusiones nuevas,
porque ya he sufrido suficientes pruebas
y he sobrevivido a su hiriente lanza
pagando el peaje con duras condenas.
Zarpazos hirientes de animales fieros,
cadenas perpetuas sin salvoconductos,
caminos plagados de setos abruptos
llevo por mi vida como compañeros,
soportando erguida, aunque sean injustos.
ISABEL
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